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Da Tiempo al tiempo. Cada momento para cada persona es precioso, por eso, este blog cuenta momentos en la historia del autor, real, periodística y literaria. Historias, cuentos y crónicas que llenan de pasión el mundo del autor y de placer a usted, el lector.

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domingo, 15 de abril de 2012

Recomendado: El Limpiavidrios

"Por: Miguel Mejía Vallejo
Escuela de Comunicación Social y Periodismo. Universidad Sergio Arboleda

Cuántas cosas esconden las personas que trabajan en la calle, cómo es su vida, su “horario de trabajo” y sobre todo, que sienten cuando trabajan, cuando hay una moneda o cuando no. Ésta es la suerte de los que no han sido escuchados aún.

Más conocido como “Marquitos”, este pequeño se levanta muy temprano y alista todos sus útiles. Baja hacia la séptima y camina muchas cuadras hacia el norte, y en la calle 72 frente a un CADI, deja todos sus útiles de trabajo, cierra los ojos, ora y le pide a Dios que le vaya bien, pues no quiere quedarse sin un peso esta noche.

Sin saber matemáticas, pues no recibió educación alguna, sabe que tiene menos de un minuto (lo que dura el semáforo de la 72 de rojo a verde) para lavar los vidrios de los carros que pasan por esa calle. A él no le gusta mendigar, pues pedir limosna, “es como robar, pero decentemente” tal como afirma él. 

El agua la tiene que sacar de una manguera donde riegan las plantas que adornan la Av. Chile, e inmediatamente la vierte en el balde que le tiene que durar hasta la noche. 
Es la primera vez que veo una persona, más aún, un niño que trabaja de 8:00 AM a 8:00 PM casi sin descanso, siempre solo, sin tener ni siquiera 15 minutos para almorzar, y con que plata, si la gente lo desprecia.

La esperanza de este niño se enciende como el semáforo que ahora está en rojo, pero le dura tan poco, como el tiempo que dura el semáforo cuando está en verde. En pocos minutos, empieza a limpiar los vidrios de los carros, muchas veces le pitan o le echan el carro atrás (casi a punto de atropellarlo) para que no lo limpie, le suben la ventana y los conductores le miran su tristeza y su agonía al rogarle que le de una moneda para que pueda comer por la noche. A cada rato, Marquitos se planta firmemente en la ventana del conductor y sin murmurar palabra, no alcanza a decir ni siquiera “por favor”, y los conductores lo niegan, lo ignoran; por eso, a veces toca lanzarse al limpia brisas de adelante, a veces al de atrás para que a los conductores les toque dar aunque sea una simple moneda. Me pongo a pensar si Marquitos serviría para ser psicólogo."

Es una muestra de la realidad, no solo la historia de este joven limpiavidrios que tiene que hacer miles de cosas para sobrevivir en Bogotá, sino lo que tienen que hacer muchisimas mas personas en los semaforos de Bucaramanga, Bogotá, Medellín. En cualquiera de esos encontraran malabaristas, tragafuegos, artistas callejeros, vendedores ambulantes y los temidos ladrones.

la necesidad de empleo en la humanidad y especificamente en los colombianos solo puede igualarse a su deseo de trabajar y su perseverancia. Aqui hay un Limpiavidrios muy luchador, perseverante que hace lo que sea para lograr su meta.

Oscar Alemán



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