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lunes, 8 de abril de 2013

CRÓNICA LITERARIA: ¿QUIÉN ES EL JOKER? 1: La investigación.


Por: Oscar Alemán

Era la segunda noche en vela, el último Redbull en la nevera y aun las imágenes no decían nada.

Jhonatan Thorne era el mejor de su clase, el único detective que aceptó el caso. Aun así la frustración de no encontrar pistas de este macabro asesino no lo dejaba descansar. El teléfono sonó sobresaltando al detective, fue una llamada rápida, era el momento de salir.
Seis meses de trabajo y aun no tenía nada. Las fotografías crueles de indigentes, ladrones y delincuentes paralizados o asesinados de formas brutales y con solo una pista en común, la misma carta de Poquer, el Joker rojo.

Al primer mes de los asesinatos el General de la Policía colombiana, José Roberto León, solicitó ayuda del único grupo especial que podría actuar inmediatamente, la Policía Secreta Argentina. Este grupo que por un tiempo fue la mayor fuerza del dictador Jorge Videla era ahora él más adecuado y mejor entrenado en homicidios, su más joven detective fue el único que aceptó.

Cada mañana era una nueva víctima, todos se encontraban donde delinquian, solo se encontraba una carta atravesando su cuello o espalda y según sus crímenes eran castigados.
Los ladrones eran castigados, con las leyes antiguas, sus manos debían ser cortadas como pago, los violadores eran castrados y expuestos en su desnudes, los asesinos morían de diferentes formas y los mendigos debían ser paralizados.

Apenas amaneció la policía ya había llegado a la escena del crimen. El mejor grupo de criminalística de la ciudad estaba haciendo el análisis de los objetos de la última víctima, un joven de 17 años con las manos fracturadas y el cráneo dividido por la misma carta. Thorne ya estaba dirigiéndose al parque San Francisco de la ciudad de Bucaramanga, la misma carta como único armamento de este curioso asesino.

A la llegada todo estaba listo, según el equipo la carta seguía siendo el arma principal aunque las manos fueron fracturadas con una piedra que estaba cercana al cuerpo fallecido. Todo debía ser analizado y las pruebas debían dejarse a un lado de los medios, ya era suficiente con la fanaticada que tenía este nuevo héroe.

Los medios populares hablaban de él Joker como un héroe de la calle, limpiaba las calles de gente indeseable y salvaba más personas que la policía. Las redes sociales lo bañaban en elogios y paginas llenas de fanáticos de “El Joker, héroe nocturno”.

El cuerpo de Julián Arango ya estaba  en la morgue. Un joven saludable, con fracturas en ambas manos, un corte craneal limpio generando una hemorragia interna. Según su expediente Julián era un ladrón en la zona Norte de Bucaramanga, dos veces atrapado con armas blancas y de fuego en su poder.

La piedra con la que rompieron sus manos estaba libre de huellas digitales, ni siquiera tenía restos de látex o químicos para limpiar sus huellas. La carta como todas las anteriores había sido previamente esterilizada en alcohol genérico.

En la Alcaldía de Bogotá todo empeoraba pues no había resultados del gran detective y además la gente empezó a defender al Joker. En Bucaramanga estaban igual, la misma cantidad de muertos en ambas ciudades, temporadas homicidas especificas en la capital y en la ciudad bonita.

Thorne no sabía nada del Joker, ¿Dónde residía?, ¿De dónde era?, ¿Cómo asesinaba con solo una carta? Tantas preguntas, el estrés y la falta de sueño, estaba a punto de caer de sueño recordó un viejo Anime que veía su hermano. La serie Hunter x Hunter y su personaje Isoka, el arlequín asesino.

Hisoka. Tomado de:
 http://darck-soul.deviantart.com/art/Hisoka-Chibi-Colaborative-90451980
El asesino conocía la serie de anime, tal vez siguiera también el estilo del Guasón de Batman dejando un mensaje en las cartas. Busco en las pruebas, las cartas estaban en perfectas condiciones, no tenían marcas ni mensajes escondidos.

Esa tarde todo cambio de rumbo, el detective estaba viendo caricaturas japonesas y leyendo de limpieza social en Colombia. No había dormido e iba por su tercer RedBull del día, su propio equipo pensaba en que estaba enloqueciendo.



De repente salió de su oficina con una sonrisa leve, tenía algo que podría identificarlo. Según la deducción de Thorne ante el jefe de Policía había logrado la delimitación de sospechosos.
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-               Es un hombre entre los 23 y los 30 años, pues sin su fuerza muscular no habría logrado someter a tantos delincuentes. Alguna vez estuvo preso y por eso conoce a algún informante entre ellos. Es un historiador pues conoce las culturas extranjeras y los diferentes castigos a sus delincuentes. Finalmente es un fanático de la cultura japonesa.

La delimitación era adecuada, pero seguían siendo cientos de personas en la ciudad de Bucaramanga con características similares, profesores de historia y diseño gráfico, estudiantes universitarios, empleados con gustos excéntricos y muchos civiles.

Aunque había logrado la delimitación era mínimo lo que había logrado, un sospechoso con esas características era común, el estrés volvió a ser evidente en su rostro blanco. Volvió a su oficina y apago el televisor que aun mostraba los videos del arlequín, pero al voltear a su escritorio había en el centro un sobre de manila con un As de Picas pintado en la esquina superior.

Todo había cambiado, no tenía idea de cómo alguien había dejado eso mientras él estaba en reunión con el jefe de policía. Aún no había anochecido pero el sobre no era lo único que le preocupaba, era su contenido.

Cada detalle de la bolsa estaba bien ordenado y limpio en todo sentido, sin huellas, restos o manchas. En el sobre habían cuatro cartas de Joker y cada una decía una palabra en inglés, uniéndolas decían “I will be there”, yo estaré ahí.

Revisando bien la última carta, también había una dirección y el número 11 escrita a mano con un lápiz muy delgado. Thorne presento las pruebas  a sus superiores y se dirigieron a esa dirección a cubrir el perímetro antes de las 11.

Una bodega con zapatos, accesorios de celular y móviles de todo tipo de tecnología, un completo tráfico de objetos robados o ilegales, aun así no iban a eso. Un ruido alerto al equipo y se dirigieron a la parte de atrás. Dos muertos con cartas en la espalda.

Uno de ellos era el ex senador Oscar Josué Reyes, hace poco liberado condicionalmente de crímenes basados en corrupción y el otro era David “el topo” García un traficante de droga buscado por la policía. Thorne busco la cinta de seguridad del edificio y ahí estaba el ex político negociando con el traficante antes de que dos cartas a una alta velocidad atravesaran la espalda de cada uno.

Los muertos llegaron al amanecer a medicina legal, el Joker había asesinado de nuevo, lo había vencido, pero ahora Thorne tenía una pregunta más, ¿Por qué lo hace?