Por: Oscar Alemán
Palabras faltan ante esta gran
obra dividida en las múltiples historias actuadas por Monsiur Oscar (Denis
Lavant) y excelentemente guiadas en la música y actuación de Kylie Minogue. Holy
Motors (Leos Carax, 2012) representa una múltiple representación de la
realidad, con las muchas interpretaciones que nosotros como publico podemos
tener de este flujo de historias y personajes que Carax pudo encaminar con la magistral actuación de
Lavant.
Entre las historias hay mensajes
escondidos que subjetivamente solo pueden ser supuestos, pues el mensaje de
esta obra está dividido en imágenes caóticas, desagradables y grotescas con
mensajes que se entrelazaban con la belleza, la familia, el amor y la
esperanza. Desde el epilogo de la película se ve en el simbolismo que Carax da
al mostrar un cine lleno de un público durmiente mientras los únicos atentos a
las imágenes erráticas son un bebe que pasa corriendo por uno de los pasillos
del cine y un hombre ciego que con su bastón y su perro lazarillo dan pie a la
historia de Oscar (Lavant), un actor en medio de Paris.
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Tomada de: https://themovierat.files.wordpress.com/2013/01/holymotors.jpg |
Si he de resaltar es que cada
historia es representada por la actuación de
Denis Lavant, pues su labor con cada personaje, sus actos y palabras estaban cercanos a ser
admirados por ser personajes (la anciana, el banquero, slapstick mudo, Sr.
Merde, asesino, padre de familia, etc.) de su personaje principal (Monsiur
Oscar) e irónicamente lejanos al imaginario de que Oscar era uno más de los personajes
de Lavant. En un trabalenguas puede decirse que es “un actor puede actuar como
actor que actúa sin salir de su papel de actor”.
Puedo decir que en tres ocasiones
Lavant amplio mis expectativas dentro de una película que con mi máxima
atención me hizo dudar, analizar y hasta imaginar otras posibilidades. La
primera fue cuando Oscar, transformado en la anciana que con su cabeza gacha
por su espalda va mendigando y narra con palabras muy profundas como su vida va
rodando entre las piedras y los pies de otros, algo que puede relacionarse con
el constante viaje durante la ciudad en la limusina. La segunda es cuando el
hombre a quien se le llamo “Sr. merde” cambio el vestuario de la modelo
secuestrada (Eva Méndez) del concepto habitual de belleza occidental, tan
genérico y superficial, a un ropaje que cubría hasta el rostro de ella lo cual
puede ser la belleza árabe o musulmán, un poco más cerca a lo espiritual.
Finalmente la actuación que me acerco más a la interpretación de Lavant, fue
cuando mostró el verdadero rostro de
Oscar con la nostalgia y el amor que tenía por Eva (Kylie Minogue) el cual solo
pudieron compartir en 30 minutos previos a la actuación de ella y la ida de él.
Cada actuación, cada detalle y
cada imagen estaban relacionados a las múltiples historias auto concluyentes
que de alguna forma pueden ocurrir en Paris. Pero en general a cualquiera que
quiera actuar ante un público observador
que busca emociones y pasiones en la realidad de uno o muchos
personajes.
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