Mientras la vida gira en un infinito elipse yo miro el
cielo. No por mirarlo, no por relajarme o con la minima idea de inspirarme con
su infinidad. Lo miro por placer, por esa imagen hedonista de la vida en medio
de las nubes, por esa sensación de inmensidad que el azul pálido me da en las
mañanas de primavera o la fascinación que me da el color azul punteado en las
noches sin nubes.
Al levantarme de mi puesto en el parque miro mis manos y
suspiro, el extraño. No perdí mis manos, por si lo imaginan, ni mis dedos, solo
fue la habilidad. Extraño esos momentos en los que mis manos hablaban por si
solas, dibujos que me hacían inspirar o textos que me hacían suspirar.
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Tomado de: www.fondosok.com |
Me inspiro con demora, pero al crear mis manos me
inspiraban, el cielo dejaba de ser mi placer y se volvía mi obra. La creación
de un texto era tras las primeras palabras por ejemplo “Mientras la vida gira
en un infinito elipse yo miro el cielo” no se de donde salio, pero se que
fueron ellas.
Me tratan de loco, eso es bueno, me tratan de vago, eso no es bueno. Me tratan
como si la vida fuera fácil para mí, para su sorpresa no lo es. No es fácil mi
vida, como no es fácil para una prostituta prostituirse, como no es fácil para
un carpintero hacer su propia tumba. La gente piensa mas de lo que hace y soy
un gran ejemplo de eso.
A veces miro el cielo, no por mirarlo, ni por admirarlo, ni
por imaginarlo, no por un “arlo” sino por placer. Sueños hedonistas de
eternidad e infinidad, de poder y de dolor.
Extraño mis manos, su inspiración me hacia feliz, ahora han
dejado en mi corazón un roto. No es literal, no es semiótico, solo es irreal.
Dolorosamente irreal.
Es tarde, dejare de pensar y volveré a mirar el cielo, ver
el puntillado del cielo nocturno. Ver las estrellas brillar a pesar de haber
muerto hace siglos, talvez mis manos estén allí. ¿Serán estrellas quienes
disfrutan de talento?
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Tomado de: http://mibauldeldecoupage.blogspot.com/2011/06/cielo-estrellado.html |
Mientras la vida gira en una eterna elipse yo miro las
estrellas. No por mirarlas, no por relajarme, ni por inspirarme con su brillo. Las
miro por el placer, por la luz hedonista que llena mi pecho.